Síndrome de genitales inquietos
Dr. Gilberto Chéchile Toniolo. Instituto Médico Tecnológico. Prostate Institute Barcelona.
El síndrome de genitales inquietos (SGI) está constituido por un conjunto de síntomas de excitación sexual persistente y desagradable localizado en el área genital, clítoris y pelvis (1). El síndrome fue descrito en 2009. En muchas ocasiones los pacientes no encuentran palabras para describir los síntomas que pueden mantenerse durante horas, días o meses y que son muy desagradables y molestos. No existe excitación ni deseo sexual. Generalmente afecta a mujeres, aunque se han descrito algunos casos en hombres.
Los síntomas más frecuentes son: hormigueo, quemazón, escozor, picor, pulsaciones o palpitaciones en la zona genital (2). Los síntomas tienden a empeorar cuando los que lo padecen están sentados o estirados, generalmente durante la noche, lo que los impulsa a levantarse y caminar ya que muchos casos mejoran con esas maniobras. Los síntomas no mejoran con la masturbación ni con la actividad sexual. El SGI está relacionado en el síndrome de las piernas inquietas ya que se asocian en más de 60% de los casos (3). Se ha intentado relaciones el SGI con neuropatía del nervio pudendo o del nervio dorsal del clítoris (4).
El síndrome puede asociarse con malformaciones vasculares de la pelvis (elevada incidencia de venas varicosas pelvianas). Dentro de los mecanismos involucrados en la aparición del trastorno se considera al igual que en el síndrome de las piernas inquietas bajos niveles de hierro en el sistema nervioso central, o alteraciones en el ritmo circadiano de algunos neurotransmisores (dopamina, glutamato, opiáceos) (5). También se han observado casos con irritación del nervio pudendo, con historia de bloqueos en el ganglio estrellado y con poli neuropatía de fibras pequeñas. Se han observado casos que habían cesado con el consumo de tabaco o cannabis. También se ha asociado con la utilización o el cese de antidepresivos que inhiben la recaptación de la serotonina y con un consumo elevado de soja en la dieta.
Algunos estudios han encontrado mayor prevalencia de SGI en pacientes con enfermedad de Parkinson por lo que su aparición puede estar relacionada con la dopamina. También se ha observado asociación con vejiga hiperactiva en más del 60% de los casos (6).
Los factores psicológicos incluyen problemas emocionales relacionados con la esfera sexual. En 60% de las mujeres se asocia depresión psíquica y en 40% se observa ansiedad. En 10% de los casos existen antecedentes de abuso sexual en la infancia. En 40% de los casos hay antecedentes de alcoholismo (7). En la mitad de los casos se observa historia familiar de síndrome de las piernas inquietas por lo que la genética puede jugar un papel importante. Se han identificado 6 genes relacionados con la aparición del síndrome.
En las mujeres el síndrome de genitales inquietos se ha observado entre los 21 y 51 años. Puede comenzar en la menopausia o en la peri-menopausia. En los hombres de ha observado entre los 38 y 74 años. Al igual que en el síndrome de las piernas inquietas en el 70% de los casos los síntomas se agravan al estar sentados o estirados (7).
El diagnóstico del síndrome de los genitales inquietos
- Las respuestas fisiológicas características de la excitación sexual (vaso-congestión y sensibilidad) persisten durante un extenso período de tiempo (horas o días) y que no desaparecen completamente por si solos.
- La excitación sexual no desaparece con uno o con varios orgasmos.
- La excitación sexual persistente se percibe como no deseada, involuntaria e invasiva.
- La excitación sexual no deseada no solo se inicia con la actividad sexual, sino que puede aparecer con estímulos no sexuales como por ejemplo la vibración de viajar en coche o moto.
- El trastorno genera una sensación de molestia y disconfort.
Para el tratamiento del SGI se deben utilizar los mismos fármacos que se utilizan para el síndrome de las piernas inquietas. La primera línea de tratamiento debe incluir los agonistas del receptor de dopamina (pramipexole, ropinirole, rotigotine) junto a pregabalina o gabapentina. Pramipexole (0,25 mg) administrado 1-2 horas antes de dormir reduce la frecuencia y la intensidad de las molestias genitales unas dos semanas después de iniciado el tratamiento y el efecto se mantiene más de dos años (9). Se han utilizado además benzodiacepinas (clonazepam y oxazepam), tramadol (agonista de los opioides e inhibidor débil de la recaptación de serotonina y adrenalina).
En pacientes con niveles bajos de ferritina se recomienda utilizar suplementos de hierro. En algunos casos fueron efectivos los antidepresivos tricíclicos (amitrptilina). La psicoterapia fue efectiva en algunos casos. En pacientes con neuropatía del pudendo se ha utilizado con éxito las inyecciones de toxina botulínica. También se ha utilizado la estimulación nerviosa eléctrica trans-cutánea.
Referencias
- Leiblum SR, Nathan SG. Persistent sexual arousal syndrome: a newly discovered pattern of female sexuality. J Sex Marital Ther. 2001; 27:365–80.
- Leiblum SR. Arousal disorders in women: complaints and complexities. Med J Aust. 2003;178 :638-640.
- Waldinger MD, Schweitzer DH. Persistent genital arousal disorder in 18 Dutch women: part II – a syndrome clustered with restless legs and overactive bladder J Sex Med. 2009; 6:482–97.
- Waldinger MD, Venema PL, van Gils AP, et al. Stronger evidence for small fiber sensory neuropathy in restless genital syndrome: two case reports in males. J Sex Med. 2011; 8:325–30.
- Waldinger MD, Venema PL, van Gils AP, Schweitzer DH. New insights into restless genital syndrome: static mechanical hyperesthesia and neuropathy of the nervus dorsalis clitoridis. J Sex Med. 2009; 6:2778-87.
- Aquino CC, Mestre T, Lang AE. Restless genital syndrome in Parkinson disease. JAMA Neurol. 2014; 71:1559–61.
- Stelka BS. Aquino CC. What Is Restless Genital Syndrome? Medscape 2015.
- Facelle TM, Sadeghi-Nejad H, Goldmeier D. Persistent genital arousal disorder: characterization, etiology, and management. J Sex Med. 2013; 10:439–50.
- Sforza E, Hupin D, Roche F. Restless Genital Syndrome: Differential Diagnosis and Treatment With Pramipexole. J Clin Sleep Med. 2017; 13: 1109–10.
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