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Pene fantasma. ¿Mito o realidad?

El síndrome del miembro fantasma fue descrito por Weir Mitchell en 1871 y se caracteriza por la sensación de presencia o dolor en la zona de un miembro (brazo, pierna, etc.) que había sido amputado (1).  Esto ocurre no solamente con las extremidades, sino que se observa además en otras partes del cuerpo como lengua, mama, testículos, ojo y pene. Dicha sensación o dolor se observa en los primeros días después de la cirugía. Los afectados por el síndrome sienten que la parte extirpada continúa en el sitio habitual.   

El primer caso de pene fantasma tras una amputación de pene fue informado por Crone en 1951 (2). Alrededor de 60% de los casos con amputación del pene por cáncer presentarán pene fantasma.

El mecanismo por el que se produce el pene fantasma se basa en las interacciones entre el sistema nervioso periférico y el central.  La amputación produce la desconexión completa de las estructuras motoras periféricas y los nervios sensoriales lo que produce hiperexitación de las neuronas sensitivas por la liberación de mediadores inflamatorios por los macrófagos y mastocitos y por cambios en los canales de sodio y en la expresión de genes (3). 

En el sistema nervioso central, el dolor se relaciona con una reorganización anómala de la corteza cerebral sensitivo-motora con cambios a nivel de la propia corteza cerebral y en factores periféricos como los impulsos de dolor provenientes de la parte del miembro residual (4).

Las erecciones fantasmas o la sensación de orinar también se pueden asociar con sensaciones de placer en contraste con el dolor producido por la pérdida del miembro.  Las erecciones fantasmas son una de las preocupaciones psicológicas más frecuentes en pacientes con amputación de pene.

Uno de los mecanismos implicados en el mecanismo de las erecciones fantasmas puede ser la persistencia del músculo bulbo cavernoso y el cuerpo esponjoso en el muñón residual del pene tras la amputación (5). Ello produciría un reflejo involuntario o una reacción automática a un pensamiento erótico o a una percepción sensorial (6).   

Las amputaciones de pene producidas por las cirugías transgénero de hombre a mujer también pueden producir pene fantasma, aunque la incidencia es menor que en los casos con amputación de pene por otra causa (cáncer, traumatismos, auto mutilación, etc) (7). Lo mismo puede suceder en las cirugías transgénero de mujer a hombre a consecuencia de la amputación de las mamas. También se podría asumir que en dichas cirugías de mujer a hombre se  podría experimentar pene fantasma, aunque nunca hubo un pene. Estas sensaciones se consideran trans fantasmas porque son producidas por partes del cuerpo que no estaban con el individuo en el momento del nacimiento, por ejemplo, un pene fantasma en un hombre trans o una vagina fantasma experimentada por una mujer trans (8). Pueden ser observadas hasta en 50% de los casos.

Esto es diferente a lo que pueden presentar muchas personas transgénero o de género diverso que perciben una profunda sensación de incomodidad cuando su sexo biológico no coincide con su identidad de género. En el pasado, esto se denominaba trastorno de identidad de género y en el momento actual se denomina disforia de género.  

Tratamiento pene fantasma

En los últimos años se han utilizado numerosos tratamientos para el dolor por miembro fantasma, sin embargo, en la actualidad ninguno de ellos puede ser considerado como de primera línea. El dolor producido por un miembro fantasma generalmente se considera como de causa neuropática (producido por la lesión crónica de un nervio) por lo que se debe iniciar tratamiento con gabapentina. La dosis inicial es de 300 mg el primer día, 300 mg dos veces al día el segundo día y tres veces al día el tercer día y los sucesivos. También se pueden utilizar anti inflamatorios no esteroideos, opioides o ketamina (9).

Se han ensayado también tratamientos alternativos en casos en los que han fracasado la medicación, como estimulación magnética trans cutánea, biofeedback, psicoterapia, acupuntura, aunque las evidencias científicas son de baja calidad por ausencia de estudios clínicos (10,11). El psicoanálisis aporta una lectura diferente de estos síntomas según cada caso, uno por uno,  pudiendo conducir a una vivencia más ajustada o acorde a su propio cuerpo.

Referencias

  1.  Jackson MA, Simpson KK. Pain after amputation. Cont Educ Anaesth Crit Care Pain 2004; 4:20–23.
  2. Crone-Munzebrock A: Phantom sensation after amputation of the penis. Z Urol 1951; 41: 819-822.
  3. Wade NJ, Finger S. Phantom penis: historical dimensions.  J Hist Neurosci 2010; 19: 299-312.
  4. Bolognini N, Olgiati E, Maravita A, et al. Motor and parietal cortex stimulation for phantom limb pain and sensations. Pain 2013; 154: 1274-80.
  5. Namba Y, Sugiyama N, Yamashita, et al. Phantom erectile penis after sex reassignment surgery. Acta Med Okayama. 2008; 62: 213–216.
  6. Fisher CM. Phantom erection after amputation of penis. Case description and review of the relevant literature on phantoms. Can J Neurol Sci. 1999; 26: 53–56.
  7. Straayer C. Phantom penis: extrapolating neuroscience and employing imagination for trans male sexual embodiment,” Studies in Gender and Sexuality, vol. 21, pp 251–279, 2020.
  8. Langer SJ, Caso TJ, Gleichman L. Examining the prevalence of trans phantoms among transgender, nonbinary and gender diverse individuals: An exploratory study.  Int J Transgend Health 2023; 24:225-233.
  9. Richardson C, Kulkarni J.  A review of the management of phantom limb pain: challenges and solutions. J Pain Res 2017; 10:1861–70.
  10.  Lance MB, Persons RK, Jamieson B. What is the best way to manage phantom limb pain? J Fam Pract. 2009; 58:155-158.  
  11.  Arizona  P, Yulianti  E,  Fithriyah I.   Psychiatric approach in phantom erection postpenectomy patient. Case Rep Psychiatry 2023.  doi: 10.1155/2023/4113455.
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