Psicología y Nutrición en la prevención del cáncer

Autor: Sílvia Cardona – Dietista-Nutricionista
           Julia Virgós – Psicooncóloga

El cáncer es una de las enfermedades más comunes en nuestra sociedad y es tan antigua como lo es la vida en nuestro planeta. Los grandes avances médicos de las últimas décadas han proporcionado numerosas posibilidades de tratamiento con éxito del cáncer, y lo más importante, ha arrojado luz sobre posibles vías de prevención del mismo.

Existen diversas causas para tratar de explicar la enfermedad oncológica. En este artículo abordaremos dos aspectos de vital importancia en la prevención del cáncer: la Psicología y la Nutrición. Adoptar hábitos de vida saludables y rutinas que favorezcan el bienestar psicológico y nutricional son las pautas esenciales para prevenir el riesgo de padecer esta enfermedad. Asimismo, son aspectos determinantes en su evolución y pronóstico. Seguir una dieta saludable junto con un estado óptimo de salud mental favorecerá la adaptación a los cambios producidos por la enfermedad y una mejor adherencia a los tratamientos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) distingue tres niveles de prevención del cáncer:

1. Prevención Primaria: Son las medidas de protección de la salud para disminuir los estímulos o causas que inducen a la enfermedad. Se desarrolla durante un periodo pre-patogénico.
2. Prevención Secundaria: Son las medidas para detectar la enfermedad en estadios precoces, así como el cribaje, profilaxis antibiótica, etc. Se desarrolla durante un periodo patogénico pre-sintomático.
3. Prevención Terciaria: Son las técnicas curativas propias de la enfermedad, el tratamiento para ralentizar su progresión y la aparición de posibles complicaciones. El objetivo es la restauración de la salud.

La prevención de la enfermedad oncológica implica la promoción de hábitos saludables y la detección de factores de riesgo. Estos dos aspectos son abordados desde la Psicooncología y la Nutrición, disciplinas clave en la educación para la salud.

Los alimentos e incluso la forma de procesarlos pueden ser tanto un factor etiológico del cáncer como un factor protector. Por ello, es importante conocer qué alimentos deberemos reducir o eliminar y cuáles no pueden faltar en nuestro día a día.

Recomendaciones dietéticas principales para la prevención del cáncer:

• Aumentar el consumo de frutas y verduras (interesantes por su contenido en vitaminas, fibra y agentes fitoquímicos).
• Se recomienda realizar actividad física un mínimo de media hora al día.
• Limitar el consumo de bebidas alcohólicas.
• Eliminar el tabaco.
• Mantener un peso corporal saludable.
• Limitar el consumo de alimentos ahumados, en salazón, braseados y aquellos cocinados directamente al fuego o humo.

En resumen, para la prevención del cáncer es preciso evitar las dietas hipercalóricas ricas en grasa y proteínas, así como algunos métodos de cocción (barbacoa, ahumados, salazón, etc.). Por el contrario, el consumo diario de frutas y verduras es vital debido a su contenido en fibra, vitaminas y algunos minerales.

Aparte de aumentar el consumo general de frutas y verduras, veremos destacadas algunas de ellas que contienen polifenoles con propiedades muy interesantes para la prevención del cáncer. Algunas de estas propiedades son:

• Inhibición de la carcinogénesis y proliferación de células tumorales
• Activación de la apoptosis de las células tumorales
• Efecto antiangiogénesis (evita la formación de nuevos vasos sanguíneos, reduciendo el riesgo de desarrollar metástasis)
• Antioxidante
• Anti-inflamatorio

Alimentos como la granada, la cúrcuma (curcumina), la soja (isoflavonas), las verduras de la familia de las crucíferas, los frutos rojos y el te verde (catequinas), son algunos ejemplos a destacar. Aumentar el consumo diario de este tipo de alimentos mejorará la calidad de la dieta y ayudará a la prevención enfermedades no solamente oncológicas.

Profundiza más en la dieta anticáncer.

Aquellas personas con antecedentes familiares de enfermedad oncológica deben ser todavía más conscientes de las medidas de prevención de cáncer y llevar un estilo de vida saludable.

Por otra parte, la Psicooncología es una disciplina resultado de la unión de la Psicología y las ciencias biomédicas cuyo objetivo primordial es proporcionar una atención integral y un espacio de escucha para aquellas personas que sufren la enfermedad, incluyendo al entorno familiar y social. Sin embargo, su ámbito de actuación no solo se enmarca a partir diagnóstico del cáncer, sino también previamente. Es decir, la Psicooncología se centra en acciones de prevención y promoción de hábitos saludables como por ejemplo mediante la promoción de dietas saludables o formando parte de campañas antitabaco.

El psicooncólogo se encarga de proporcionar al paciente un espacio de libertad subjetiva, de alivio emocional y de serenidad, respetando la experiencia individual de la enfermedad. No hay dos formas iguales de vivir la enfermedad. Cada paciente experimenta esta circunstancia acorde a su recorrido vital y su subjetividad.

El diagnóstico de una enfermedad oncológica sigue provocando un enorme impacto y desafío en la vida de las personas que lo reciben. Estar atravesando una enfermedad implica una ruptura inesperada con el tipo de vida llevado hasta el momento, y limita los proyectos personales. Padecer esta enfermedad va frecuentemente asociado a notables deterioros en el estado físico y funcional, ya sea por la enfermedad misma o por sus tratamientos.

Su impacto sobre la salud puede además derivar en situaciones de estrés, consecuencia de las interrupciones en las actividades sociales familiares y ocupacionales, aparición de posibles problemas económicos, y del sufrimiento que también puede causar en su entorno más cercano, etc. Además, los pacientes deben lidiar con la incertidumbre relacionada con tener una enfermedad relativamente impredecible, así como con la posibilidad de sufrir una recidiva.

El objetivo primordial desde la Psicología se centra en ayudar a los pacientes a implementar los recursos necesarios para afrontar, asimilar y convivir con esta nueva circunstancia vital, cuya característica esencial es la incertidumbre.

La atención sanitaria de calidad implica la formación de una simbiosis entre las diferentes disciplinas que cuidan de la salud de las personas. Solo de esta forma podemos abordar de una forma integral todos los aspectos de la salud humana. Asimismo, no debemos infravalorar la importancia de la prevención a través de medidas que favorezcan hábitos saludables y que repercutan en una mejor calidad de vida.

Si tienes alguna, no dudes en ponerte en contacto con el Instituto Médico Tecnológico, donde encontrarás a profesionales que podrán darte toda la información necesaria.

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